SALGAMOS A LAS CALLES, EL DÉCIMO OCTAVO TRABAJO DISCOGRÁFICO DE NICO MONTERO

SALGAMOS A LAS CALLES, EL DÉCIMO OCTAVO TRABAJO DISCOGRÁFICO DE NICO MONTERO

Un Disco con 15 canciones inspiradas en la Madre Mariana Allsopp, fundadora de las Hermanas Trinitarias

Desde hoy viernes 17 de febrero está disponible en todas las plataformas digitales el trabajo de larga duración número 18 de Nico Montero, que también tiene en su haber otros 9 discos de corta duración. Un total acumulado de 27 trabajos de estudio, ininterrumpidamente desde 1990, vertebrados por una misma identidad: prender la tierra de buenas noticias y hacer un servicio, rezado y asumido, a la Evangelización a través de la música. Especializado en carismas y fundadores, de los que ha escrito numerosos musicales, ahora nos regala “Salgamos a las calles”, inspirado en la Madre Mariana Alsopp y el Padre Méndez, fundadores de las hermanas trinitarias. El Disco fue presentado este 15 de Febrero con tres conciertos en Sevilla, dada la gran acogida del mismo.

LAS HERMANAS TRINITARIAS

Las Hermanas Trinitarias son una comunidad de religiosas fundada el dos de febrero de 1885 en Madrid por Francisco Méndez y Mariana Alssop. La fundación nació para abrir una puerta de esperanza a muchas jóvenes que buscan llegar a ser lo que su corazón anhela y realizar sus proyectos de Vida, y necesitan quien las acompañe en su camino. Con el símil de la «puerta siempre abierta», y el nombre que las define, los fundadores querían expresar que las Trinitarias están llamadas a ser una parábola del cielo en la tierra, un hogar abierto, una familia acogedora. Su misión consiste en acoger a cualquier joven que necesita una mano amiga para abrirse camino en este mundo. La mirada preferencial, y la acogida sin condiciones, a las jóvenes que más lo necesitan es rasgo esencial del carisma recibido.

Más información: https://hermanastrinitarias.net/

FICHA TÉCNICA

Letra y Música: NICO MONTERO

Arreglos musicales: GERSON DANIEL PÉREZ, KIKI TROIA (6 y 13).

Voz principal: NICO MONTERO

Técnico de sonido Voz: DANIEL MILLÁN

Guitarras y Programación: GERSON DANIEL PÉREZ

Bajo: MATÍAS QUINTANA (6 y 13)

Batería: MARIO SOTO (6 y 13)

Coros: NICO MONTERO, KIKI TROIA, GERSON DANIEL PÉREZ

PRODUCIDO POR NICO MONTERO PARA HERMANAS TRINITARIAS-ESPAÑA

SELLO PLATAFORMAS: SANTAFÉ PRODUCCIONES.

UNA GRAN GIRA CON 38 CONCIERTOS YA FECHADOS

Nico Montero es sin duda, uno de los cantantes de música católica contemporánea en España que más conciertos ofrece. Las demandas superan siempre sus propias posibilidades, ya que no vive de este servicio que hace siempre desde la gratuidad, y además compatibiliza su agenda con su trabajo como Director de un gran instituto público en Cádiz. Una vocación de servicio que vive con generosidad y con gran esfuerzo personal y familiar. Está empezando a fechar conciertos para el año 2024, y el curso presente lo tiene cargado de conciertos por toda la geografía española en parroquias, salas culturales, teatros… Un todo terreno capaz de cantar en la mítica Sala Galileo y en la prisión de El Puerto. Camaleónico, en todo tipo de ambientes y órbitas, edades y situaciones.  

4 PRODUCCIONES EN EL CURSO 2022/23

En este curso escolar Nico Montero, incombustible, se pone el mono de trabajo y nos ofrece 4 trabajos discográficos. En Septiembre de 2022 salió su disco “Atrévete”, con 16 canciones muy inspiradas. Hoy, 17 de febrero, ve la luz “Salgamos a las calles”, inspirado en la Madre Mariana Allsopp, fundadora de las hermanas trinitarias. En Abril verá la luz “Amparo de la humanidad”, su décimo noveno trabajo de larga duración inspirado en el carisma de las Hermanas Agustinas del Amparo y en su fundador, el Padre Sebastián Gili. Y en Junio, el disco número 20, ahora en fase de composición, inspirado en el inquieto y carismático Padre Henri Caffarel, fundador de los Equipos de Nuestra Señora.

DISFRUTA EL DISCO EN TODAS LAS PLATADORMAS DIGITALES:

SPOTIFY:

APPLE  MUSIC

https://music.apple.com/es/album/salgamos-a-las-calles/1669008873

YOUTUBE MUSIC

Más información en www.nicomontero.com

TREPAS, por NICO MONTERO

TREPAS, por NICO MONTERO

Trepas

Un trepa es la persona que intenta ascender profesional o socialmente aprovechando cualquier circunstancia y sin importarle los medios que utilice para ello. Esa podría ser la definición de un auténtico arte, no al alcance de todos, en la que algunos se mueven como pez en el agua, con pocos escrúpulos y menor vergüenza. Desde que el hombre es hombre y el mundo es mundo, afloran por doquier disimuladas aves rapaces, con caritas de bondad y sonrisas estudiadas,  especialistas en la pose perfecta, cual yerno o nuera ideal, de estudiadas palabras y silencios, siempre complacientes, manipuladores, y en todo serviles de quienes ostentan algún poder o influencia. 

Bajo el trepador se esconde alguien que no confió en sus posibilidades o dotado de poco potencial, que gastó sus energías y estrategias en buscar soportes que le auparan donde el mismo podría haber intentado llegar por sus propios méritos y esfuerzos, pero que, sin embargo,  escogió el atajo más mediocre, mezquino y oportunista. Tras el disfraz, un ser atemorizado y henchido de estupidez, que convirtió en credo el peloteo infatigable y la adulación a todos aquellos que puedan proveerle la oportunidad de sacar beneficio de la rebosante vasija de favores. Una máxima: escalar. Caiga quien caiga, pese a quien le pese.

Todos conocemos a algunos ejemplares de esta nutrida especie. Los hay en todos los estratos sociales, y en las diferentes parcelas de la vida cotidiana. Abundan en el mundo laboral, son legión en los partidos políticos, y los hay hasta en las iglesias. Hay políticos trepas, periodistas trepas, actores y actrices trepas, sindicalistas trepas, curas y laicos trepas, y también músicos trepadores, de éstos conozco a unos cuantos, que con talento o sin él, menean el rabo al calor de quienes puedan ejercer  favoritismo y promoción.

El trepa es por naturaleza insolidario. Cuando alguien no progresa ni asciende por su trabajo, o lo hace por un inesperado golpe de suerte, o solo es posible escalar pisoteando a otros, vulnerando la justicia y la ética del esfuerzo, y apropiándose del mérito que pertenecía a otra persona por su coraje, capacidad y dedicación. La gran estrategia del trepador es convertirse en “favorito”. Ser del grupito de preferidos del adulado pez gordo, asegurará sus cuidados, sus atenciones, su promoción y su confianza. Y de esta manera, vendrán las recompensas, los honores y las oportunidades para obtener una posición ventajosa, inmerecida, pero ansiada. Como pliego de descargo, si existen los trepas es porque a la vez  existen seres necesitados de halagos y pleitesía, poderosos narcisistas, dispuestos a recompensar la marea de likes cotidianos que reciben de sus secuaces e incondicionales.

Del mismo modo que, en medio de una frondosa selva, la planta trepadora se sustenta en otras más resistentes para poder crecer y alcanzar la luz, apenas visible entre la espesa y alta vegetación, el “trepa” busca apoyos sobre los que avanzar y subir durante un tiempo y que, a su vez, le sirvan de escalón para alcanzar otros, y otros, y otros más… La ambición del trepa es ciega, como la fronda espesa, y sólo ve el objetivo: la luz, el prestigio, el reconocimiento, los aplausos, la fama, la bendición, la recompensa.

Los psicólogos, sociólogos y profesionales que han estudiado e indagado en el comportamiento de esta figura, han incidido en que uno de los signos distintivos del “trepa” o trepador, sorprendente como poco, es precisamente que no se distingue o detecta su actitud hasta una vez haber trepado. Así que ojito y cautela, el “trepismo” es un virus silencioso y casi invisible que da la cara cuando uno ya está totalmente infectado. Seguro todos conocemos a alguien que necesita tratamiento para esta dolencia más común que los catarros, y más repugnante que una diarrea.

A las puertas de la Navidad

A las puertas de la Navidad

A las puertas de la Navidad, los escaparates de los grandes almacenes rebosan de los típicos adornos navideños. Las luces y la fiesta de colores intensos anuncian y convocan al banquete del consumo estacional. En la construcción mental colectiva fabricada por Hollywood, Santa Claus, su trineo, sus renos y el Polo Norte no pueden están ausentes de una decoración caramelizada y barroca, digna de los estudios y parques temáticos de la Warner.

El triste episodio de la guerra putiniana no detiene el poderoso tren de la Navidad. Sin embargo, nombrar la palabra guerra en estas fechas me trae el recuerdo de aquel episodio único en 1914 cuando el canto del Adeste fideles, removió los corazones de los muchachos en las trincheras, que revivieron la fraternidad, hermanos más allá de la confrontación, y que por tres días detuvieron los combates. Y es que nos guste o no, la Navidad tiene un poder evocador de un calado incomparable.

Edith Stein, al enumerar los primeros pensamientos de Navidad que le vienen con los días más cortos y las primeras nevadas, escribe: “De la sola palabra brota un encanto, ante el cual apenas un corazón puede resistirse. Incluso los fieles de otras confesiones y los no creyentes, para los cuales la vieja historia del Niño de Belén no significa nada, se preparan para esta fiesta pensando cómo pueden encender aquí o allá un rayo de alegría”. La búsqueda de la felicidad vertebra unas fiestas en la que queremos huir por unos días del sinsentido y el individualismo voraz para recuperar aquel legado de la infancia, cuando al calor del hogar fuimos familia, y en vez de Yo, fuimos nosotros. Sin embargo, hay una conexión profunda entre el sufrimiento humano y la alegría de la Navidad. Para Charles Dickens, la relación entre recuerdos dolorosos (de su propia infancia o de la condición de los niños en la Inglaterra de su tiempo) y la benevolencia navideña es fundamental en sus escritos.

La Navidad, como la vida misma, se mueve en una dicotomía de sentires. Explosión de alegría por un lado, y tristeza cargada de melancolía por otro. Como las dos ruedas de un carro que se abre paso en los caminos, así el dolor y la dicha van girando a la vez, en la armonía imperfecta del discurrir de la vida. En nochebuena, y también en la que llaman vieja, todo se acentúa. En un momento de especial sensibilidad, la celebración de la vida se torna más desmedida y exagerada si cabe, mientras la concurrencia de la muerte propaga el silencio y la rabia contenida, dejando su poso, ese en el que el recuerdo por los que no están traspasa el alma y deja un nudo en la garganta y pena en el corazón.

Por eso, hay que respetar los tiempos de cada cual en Navidad, evitando forzar estados de ánimo, dejando que cada uno integre las fiestas a su ritmo, y comprendiendo que hay quien no tiene ganas de jolgorios porque transita un duelo que necesita ser digerido con tiempo y apoyo. Pero no hay que dejarse llevar por el espíritu de derrota aunque tengamos el alma rota. La Navidad puede ser la oportunidad para reconciliarnos con el dolor, aceptando que la fragilidad y la muerte son también parte de la vida, amando la vida hasta su misma muerte.

Es tiempo de sentarnos a la mesa en paz con nuestro pasado y nuestro presente, agradecidos por el regalo de los que no ya no están, aunque siguen con nosotros de otra manera, brindando por ellos y por el bien que dibujaron con sus vidas, y, al mismo tiempo, celebrando con quienes nos acompañan el reto de vivir, y que un año más, podemos alzar la copa por todo lo que fue y lo que vendrá. Amigo/a, brindo por ti y tu gente. Te deseo mucha felicidad encarnada, sosegada y asentada, y toda la fuerza y la luz que puedas necesitar. Feliz Navidad.